"Al regresar a casa, le propuse que volviéramos por el pinar.
Eran las diez y media en punto, mi reloj iba bien.
Cuando lo vi detenerse, comprendí que los había visto y me acerqué.
Cyril y Elsa dormían, tumbados en la pinaza,
brindando una imagen idílica de felicidad campestre."
Buenos días tristeza, Françoise Sagan
un llibre preciós!
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